JOSÉ ANTONIO CARRERA. EN MEDIO DEL TIEMPO

La sala de exposiciones Canal de Isabel II vuelve a la carga con otra de las exposiciones fotográficas que marcarán la agenda cultural de la ciudad de Madrid. En esta ocasión, el protagonista es el madrileño José Antonio Carrera, un fotógrafo que expresó un temprano interés por la imagen, que le llevó en 1979 a Nueva York, donde estudio realización. Desde entonces, ninguna otra ciudad le ha interesado tanto. Su trabajo en TVE le llevó a descubrir diversos países, estableciendo un vínculo entre fotografía, literatura y viajes que definirá su obra. Carrera ha mostrado su trabajo en exposiciones individuales en centros como el Círculo de Bellas Artes o la Casa de América y en colectivas en PHotoEspaña o en la Feria de Arte de Frankfurt.

_{Malcolm X Voulevard, NYC. 1994}

A José Antonio Carrera (Madrid, 1957), su temprano interés por la imagen le lleva en 1979 a Nueva York, a la New School For Social Research donde estudia Realización. Desde entonces ninguna otra ciudad le interesará tanto. A su regreso a España, trabaja para Televisión Española hasta el año 2009 y, en ese largo periodo, une a su mirada de fotógrafo la de realizador. Series como El cuaderno del holandés y Utopía o programas como Equinoccio y La Mandrágora, dan a Carrera la oportunidad de indagar sobre el ser humano, ser único y frágil frente al mundo, siempre el centro de su atención.

Fotógrafo y viajero, ambas pasiones en él íntimamente entrelazadas, su obra está asociada a sus viajes; en 1991, tras leer Amírbar, de Álvaro Mutis, se entrevista con el escritor colombiano que le da las clave para seguir las huellas de su mítico personaje, Maqroll el Gaviero, y acompañado de su cámara, con la intención de conocer el terreno para la realización de un posible documental sobre el escritor, recorre los lugares en los que se inspira Mutis para la novela, retratando personajes y posibles localizaciones, y es producto de esta experiencia fotográfica, de la que surge su primera exposición, La tierra caliente, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en 1992. Más adelante, en 1998, terminaría realizando el documental Álvaro Mutis, escritor para Televisión Española y la cadena Arte.

_{West 54 Street, NYC 1994}

Son muchos sus destinos: Etiopía, Rusia o Venezuela, donde se adentra en el Alto Orinoco pasando largas temporadas con los indios Yanomami para realizar el trabajo Los parientes Yanomami, expuesto en la Fundación La Caixa. Pero hay un lugar al que siempre regresa: Nueva York, la ciudad que ocupa un sitio especial en su vida y, en ese amplio paisaje urbano y humano, es donde encuentra la fotografía de En Medio del Tiempo. Retratos de «figuras existenciales», sugestivas en sí mismas, que nos desvelan su estado de ánimo y la belleza anónima de sus rostros, retratos realizados en esa intrincada danza de las aceras de Manhattan, con sus permanentes cambios y movimientos.

Las fotografías de En Medio del Tiempo fueron tomadas entre los años 1993 y 2014, en dos épocas distintas que guardan relación con los tres ámbitos de la muestra. El primero de ellos se corresponde con las fotos hechas en los primeros años, entre 1993 y 1996: fotografías realizadas con película en blanco y negro y gran angular, que nos permiten observar mejor el paso del tiempo y el lugar que el hombre ocupa en la ciudad. Un segundo ámbito lo configuran las fotos en color, analógicas y digitales, realizadas entre 2009 y 2014: planos más cortos que conducen a un espacio más íntimo; las figuras se aíslan enfatizando su vulnerabilidad, el campo visual se reduce y la ciudad va quedando atrás como un fondo, el encuadre como ocultador. A este periodo pertenece también la serie nocturna —tercer ámbito de la muestra—, fotografías digitales realizadas desde un mismo lugar dejando que la noche, junto a las fuentes de luces de la ciudad, actúe como un laboratorio que aísle los cuerpos y permita adentrarse en el interior de los retratados, donde la cámara ve lo que no se había visto.

_{Stanton Street, NYC 2010}

Imágenes, las que conforman esta exposi- ción, que nos evocan con su sesgo de clasicismo, la de los muchos fotógrafos que le precedieron en la ciudad y contribuyen a configurar una imagen de Nueva York que en este caso tiene que ver con la del ser humano ensimismado en su soledad; la Nueva York de múltiples soledades de José Antonio Carrera quien, con un certero instinto para elegir a las personas que fotografía, su especial sensibilidad y la belleza de sus encuadres, consigue dotar a sus fotos de un peculiar realismo poético.

Fotografías de una ciudad diversa, cambiante, que nos hace dudar entre fantasía y realidad, como una más de Las Ciudades Invisibles que describiera Italo Calvino –neoyorkino en espíritu se declaraba–, y que nos acompaña con sus textos a lo largo de la muestra, ampliando el sentido de la mirada fotográfica.